Simbiosis.
Revista de Educación y Psicología,
Volumen 2, No. 3, enero-junio 2022, ISSN-e: 2992-6904, Páginas 46 – 49
Simón, Vicente (2011). Aprender a practicar Mindfulness. Sello Editorial, Barcelona (España). 220 páginas. ISBN:
9788415132042
Gonzalo Sebastián Peña-Muñante
gpm359@inlumine.ual.es
https://orcid.org/0000-0002-7990-4867
Universidad de Almería, Departamento de
Psicología, Almería España
I Reseño de libro recibido en enero 2022 I
Arbitrado en febrero 2022 I Aceptado en marzo 2022 I Publicado en junio 2022
https://doi.org/10.59993/simbiosis.v2i3.16
Nos encontramos
ante un libro que está orientado a prevalecer en el tiempo por varios motivos.
En primer lugar, a diferencia de otros enfoques clásicos y recientes en
psicoterapia, mindfulness
dispone de evidencia clínica y neurobiológica sólida que apoya su uso y
eficacia. En segundo lugar, mindfulness no es una moda temporal, como se le intenta
denominar a veces, sino una práctica basada en la investigación que puede
incrementar el bienestar y la salud de manera constante y duradera.
En este libro,
Vicente Simón nos introduce a la práctica de mindfulness exponiendo de manera
sencilla un plan de actuación eficaz para el manejo de las emociones dolorosas
que tiene importancia clínica para terapeutas, pacientes y población general.
Así pues, se lleva a cabo una explicación breve pero exhaustiva de lo
imprescindible para entender, iniciarse y embarcarse (si uno lo quiere) en la meditación.El libro cuenta con siete capítulos; cada
capítulo finaliza con un ejercicio de meditación guiada. Pasamos a continuación
a ofrecer una breve explicación de los mismos.
En el capítulo 1
(qué entendemos por mindfulness) se examinan los
conceptos básicos y los requisitos necesarios para la meditación (p.e., condiciones para practicar, momento del día y postura).
Mindfulness
es el término anglosajón utilizado para traducir “atención plena” o “conciencia
plena”. Sin embargo, en el libro el autor decide optar por la palabra Meditación
y dejar Mindfulness
para el contexto académico. Así, define la meditación como una práctica para desarrollar
mindfulness
que consiste en entrar de forma instantánea en un estado mental concreto y
mantenerse en él durante un tiempo determinado. De este modo, al ser un proceso
que se prolonga en el tiempo, puede provocar cambios perdurables y sustanciales
en los individuos.
En palabras de
Vicente Simón, la meditación es un ejercicio mental que nos permite tranquilizar
la mente con el objetivo de entender y observar la realidad con claridad. Hay
que aplacar nuestra mente porque generalmente está inquieta, en un continuo diálogo
interno, rumiando sobre las mismas ideas; esta mente es lo que él denomina
“mente caviladora”. La menta caviladora
actúa cuando no estamos en el aquí y ahora; es la mente que se centra en el
pasado (rumiando y sumiéndonos en estados depresivos y obsesivos) y en el
futuro (pronosticando realidades inexistentes que nos conducen a estados de
ansiedad). “Calmar la mente” implica salir del estado de cavilación y centrarse
en el momento presente. El capítulo 1 acaba con la meditación del sonido y del
silencio.
En el capítulo 2
(la instrucción fundamental) se indica
a la mente lo que tiene que hacer cuando nos ponemos a meditar, esto es, regular
la atención para que permanezca en la experiencia inmediata. A este respecto,
Vicente Simón nos dice: “aparezca lo que aparezca en la mente, simplemente
obsérvalo”.
Asimismo, para
dotar de sentido esta instrucción, el autor analiza los siguientes
interrogantes: qué puede observarse, cuándo se produce la observación, qué
sucede cuando la mente observa su propia actividad, a qué llamamos
identificación y a qué desidentificación.
A la pregunta de qué puede observarse, sugiere que son
ocho los posibles objetos de observación: los cinco sentidos, las señales
corporales, la actividad mental (cognicionesy emociones),
y la capacidad de adivinar lo que los demás están sintiendo o pensando (teoría
de la mente). A la cuestión de cuándo se
produce la observación, señala que la observación que llevamos a cabo en la
meditación es un proceso que acontece en el presente. Finalmente, al
interrogante de qué sucede cuando la
mente observa su propia actividad, indica que lo que ocurre es un
desdoblamiento mental momentáneo en el que tenemos por un lado al observador
(la conciencia) y, por otro, a lo observado (los contenidos de la conciencia).
A la pregunta de a qué llamamos identificación, afirma
que la identificación implica no saber diferenciar entre conciencia y
contenidos de la conciencia. Por ejemplo, cuando pienso que la tristeza que
manifiesto en un determinado momento forma parte de mi identidad o cuando
realizo una tarea en “piloto automático” sin prestarle atención. Por último, a
la cuestión de a qué llamamos
desidentificación, sostiene que la desidentificación supone darse cuenta de
que la conciencia es algo distinto a sus contenidos (“aquello que observa no
puede ser observado”), lo que desemboca en una ruptura entre ambos. El capítulo
2 culmina con la meditación del cuerpo.
El capítulo 3 (la actitud apropiada) se ocupa de la
actitud para meditar, la cual consiste en orientarse hacia la propia
experiencia en el momento presente con curiosidad, apertura y aceptación. Estas
características pueden entenderse de dos formas: (1) como directrices para
ejecutar la práctica, y (2) como palabras clave que facilitan entrar en
contacto con un estado de conciencia o “presencia”. En relación con la
aceptación, el autor la define como “la ausencia de resistencia al devenir de
la vida” y señala que la resistencia se produce cuando nos negamos a aceptar
nuestro mundo interno (pensamientos, emociones y sensaciones). El capítulo 3
termina con la meditación de la respiración.
El capítulo 4 (las emociones) revela el fundamento de
las emociones y describe la manera en que funcionan. Junto con las sensaciones
físicas y las cogniciones, las emociones surgen de forma natural en la
meditación, lo que hace que constituyan un elemento clave para “apaciguar la
mente y ver con claridad”. No obstante, no sólo es importante entender nuestras
emociones, sino también distanciarnos de ellas (tanto de las positivas como de
las negativas) y desapegarnos de las cosas, personas o situaciones a las que
están vinculadas, con el objetivo de no sufrir y aprovechar su energía para
poder seguir adelante.
Por otro lado,
con la práctica de mindfulness
estaremos construyendo los cimientos que nos ayudarán tanto a regular las
emociones como a preservar el equilibrio emocional. En este sentido, Vicente
Simón propone un esquema práctico para la modulación de las emociones que
consta de siete pasos y que titula “los siete peldaños del equilibrio
emocional”: (1) pararse, (2) respirar profundo para tranquilizarse, (3) ser
consciente de la emoción, (4) aceptar la experiencia —permitiendo que la
emoción surja—, (5) mimarnos, (6) soltar o dejar ir la emoción y (7) actuar o
no, dependiendo de lasituación. El capítulo 4 se
cierra con la meditación de las emociones.
El capítulo 5 (compasión y autocompasión), escrito con
Christopher Germer, despeja ideas equivocadas sobre
el concepto de autocompasión y subraya la necesidad de adquirir habilidades de
autocompasión para una adecuada regulación de las emociones. La compasión
implica “conectar con el sufrimiento del otro” y tiene dos elementos centrales:
(1) la sensibilidad hacia el sufrimiento ajeno y (2) el compromiso para tratar
de aliviarlo y prevenirlo. La autocompasión es dirigir esa respuesta hacia
nosotros mismos, es decir, darnos el cariño y el cuidado que necesitamos cuando
sufrimos y nos inundan las emociones difíciles. Precisamente, cuando
practicamos autocompasión se activan tres componentes: bondad hacia uno mismo,
humanidad compartida y mindfulness.
Por otra parte, se plantean una serie de ejercicios para practicar la
autocompasión, como por ejemplo el Ablanda, Tranquiliza y Permite (para
gestionar las emociones desagradables) y la pausa de la autocompasión (para
ayudar a nuestra mente a sentirse más segura y menos amenazada). El capítulo 5
culmina con la meditación de dar y recibir.
El capítulo 6 (la presencia) versa sobre un estado
mental que se vive o experimenta en primera persona como fruto de la práctica. Estamos
presentes en las cosas que ocurren cuando logramos acceder a los contenidos sin
olvidar lo que llevamos a cabo desde la conciencia. Al estar en presencia, nos
volvemos conscientes de la existencia del espacio, lo que posibilita que emerjan
las formas. Sin embargo, la mayoría de las personas están en guerra con las
formas y luchan contra ellas. El no poder hacer que las formas sean como ellas desean
es lo que produce el sufrimiento y les impide acceder al espacio. Por tanto, el
espacio aparece cuando uno abandonasu afán de
resistirse a las formas. El capítulo 6 termina con la meditación del espacio y
de la luz.
El capítulo 7 (recomendaciones finales) se enfoca en
otros aspectos relevantes para mejorar en la práctica, como los obstáculos con
los que nos podemos enfrentar (somnolencia o impaciencia) y qué hacer para
superarlos. Concluye con algunos comentarios sobre los beneficios de los
retiros, los grupos de práctica y la integración de mindfulness en la vida diaria (a
través de la meditación andando o informal).
En resumen, este
libro posee la capacidad de transformarse en un recurso esencial para cualquier
persona que desee acercarse con apertura y curiosidad a la práctica de mindfulness, ya
que en él hallará todo lo que requiere para comenzar.