Simbiosis.
Revista de Educación y Psicología,
Volumen 2, No. 4, julio-diciembre 2022, ISSN-e: 2992-6904, Páginas 56-61
Implicancias de la
violencia en el desarrollo de la adolescencia
Implications
of violence in the development of adolescence
Implicações da violência no desenvolvimento da
adolescência
Julio César Carozzo Campos
jjotace539@yahoo.es
https://orcid.org/0000-0003-0003-4214-8671
Observatorio sobre la Violencia y Convivencia
en la Escuela, Lima, Perú
I Artículo recibido en abril 2022 I Arbitrado
en mayo 2022 I Aceptado en junio 2022 I Publicado en julio 2022
https://doi.org/10.59993/simbiosis.v2i4.21
RESUMEN
La violencia es un factor de riesgo al
que se apela recurrentemente en busca de explicaciones de los disruptivos
comportamientos de los jóvenes, violencia en la que se cree encontrar respuestas
casi definitivas a muchos problemas sociales por los que transitan los
adolescentes. No nos parece que sea tan simplista el problema de los
adolescentes como para reducirlo a la violencia, y menos aún, que únicamente
sean las acciones reactivas de los adolescentes una única fuente de análisis.
Por esta razón nos proponemos asomarnos al tema de la violencia y de los
adolescentes dentro de un enfoque ecológico, que nos parece más completo para
encontrar las respuestas que se necesitan para el trabajo preventivo e interventivo que se espera y desea realizar.
Palabras
clave: Violencia; Violencia relacional; Factores de
riesgo
ABSTRACT
Violence is a commonly mentioned risk factor
when trying to explain the disruptive behavior of young people. It is believed
that violence has almost definitive answers to many social problems in which
adolescents are involved. We do not think that
adolescents’ problems can be simply attributed to violence and that their
reactions are the unique sources of analysis. Consequently, our aim is to
analyze both topics in violence and adolescents from an ecological framework
since we find it very useful to look for necessary answers for the expected
preventive and interventional work.
Keywords: Violence; Relational violence; Risk factor's
RESUMO
A violência é um factor de risco ao qual se
recorre constantemente em busca de explicações dos comportamentos disruptivos dos jovens, violência na qual se acredita
encontrar respostas quase definitivas a muitos problemas sociais pelos quais
transitam os adolescentes. Não nos parece que o problema dos adolescentes seja
tão simplista que o reduza à violência, e muito menos que as acções reactivas dos adolescentes
sejam apenas uma única fonte de análise. Por esta razão, propomo-nos associar o
tema da violência e dos adolescentes a uma abordagem ecológica, que nos parece
mais completa para encontrar as respostas necessárias para o trabalho
preventivo e interventivo que se espera e deseja realizar.
Palavras-chave: Violência; Violência relacional; Fatores
de risco
“Si
en éste país todos roban, porque no lo puedo hacer yo”
Vendedor ambulante de 12 años
INTRODUCCIÓN
No exageramos
cuando afirmamos que la violencia es invocada siempre que se quiere explicar algunos
hechos o comportamientos sociales de la forma más simple y llana. Si hasta la
crisis de la sociedad le es atribuida al dominio de la violencia que se
encuentra expresada en la corrupción e inseguridad ciudadana, por ejemplo. Nos
recuerda a los médicos cuando emplean los cuadros alérgicos o los procesos virales
como coartadas cuando no encuentran a la mano la respuesta puntual a un
problema del organismo; y en ambos casos quedamos aferrados a que algo de
cierto que creemos existe en esos diagnósticos, aún
cuando no nos hayan convencido del todo.
En este caso, la
violencia es la que explica todo o casi todo, olvidando que es la violencia la
que debe ser explicada, lo que resulta no solamente más complicado, sino que
nos lleva a complicaciones y acaso a riesgos que en muchos casos es mejor
ignorar. En este artículo ensayaremos este segundo lado del problema, el de
tratar de explicar la violencia para comprender un poco mejor el porqué de los
comportamientos violentos de los individuos que amenazan el orden de la
sociedad y, de acuerdo a los resultados que encontremos, postular a las
propuestas que se necesitan para la disminución o erradicación de esos
problemas de violencia que nos alarman.
La
violencia en su laberinto
La violencia no
es algo abstracto o un mero concepto, aunque nos empecinemos en así tratarla
siempre. Hablamos de la violencia como si se tratara de algo extraño y ajeno al
desempeño social de los individuos, una suerte de abyección natural que nos embosca
sorpresivamente y afecta gravemente nuestros estilos de vida y los vínculos
sociales con los que vivimos. Esa es la impresión que nos hacen sentir cuando
se maneja el concepto de violencia en forma totalmente descontextualizada, pero
no por ello desinteresada.
Si bien es cierto
que la violencia tiene múltiples modalidades, para el caso de nuestro trabajo
nos interesa en especial la violencia interpersonal, aquella que se manifiesta
en la práctica de nuestras relaciones sociales con especial puntualidad y que
atenta contra personas a quienes conocemos, en la que la mayor virulencia y
consistencia está dirigida a nuestros conocidos, a quienes están más cerca de
nuestro entorno, aún cuando ella -que enorme y extraña
paradoja- no sea reconocida o advertida como tal a fuerza de la calculada y
diligente naturalización de muchas de sus formas y el carácter simbólico que
han alcanzado entre las personas por el empuje de nuestras instituciones
formativas.. Esto último, la ceguera frente a muchas manifestaciones de
violencia relacional, es lo que consagra la presencia de relaciones
interpersonales preñadas de insatisfacción, sufrimiento y crueldad porque no
las entendemos ni nos las explicamos a cabalidad.
Buscar las características
de la dinámica de la violencia interpersonal es una forma de asomarse a la
presencia de diversos factores de riesgo que la condicionan. Los estudios sobre
el particular (Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud, 2003) coinciden
en el señalamiento de los siguientes factores: a) las características psíquicas
y del comportamiento (pobre autocontrol, baja autoestima, trastornos de la
personalidad, escasos recursos pro sociales); b) factores relacionados a las
experiencias de la persona (pobres vínculos emocionales, experiencias de abuso
y maltrato directo o indirecto en el hogar) y las historias familiares o
personales marcadas por el divorcio o separaciones; c) el consumo de alcohol y
drogas, habitualmente relacionados a algún tipo de violencia interpersonal; d)
la pobreza y sus relaciones con la falta de recursos para atender necesidades
básicas, problemas de salubridad y hacinamiento, entre otros, asociados a
violencia relacional en la familia y el entorno social y e) los factores
relacionados al género y las desigualdades entre los sexos. A esta detallada
explicación le hace falta una advertencia: ninguno de estos factores existe
divorciado de los demás, entre ellos ocurre una relación de codeterminación
e interdependencia.
En efecto, en esta
dinámica de la violencia hallamos que los diferentes tipos de violencia se
relacionan y se codeterminan entre sí. Los adolescentes
que de niños han sufrido maltratos y castigos físicos en su hogar y han
carecido de afecto y protección, corren mayor riesgo de adoptar conductas
agresivas y anti-sociales en las distintas etapas de su vida. De hecho no es
exagerado señalar que los modelos de conductas violentas y dominantes se
imparten desde muy temprano en los hogares, siempre alineadas en las relaciones
interpersonales, y ellas se insinúan regularmente en los juegos y en las
relaciones con sus iguales en los centros pre-escolares. Bandura (1974) decía
que se pueden aprender comportamientos de violencia por imitación cuando estos
han sido reforzados o recompensados.
Interesa
identificar en estas informaciones que la presencia de todos estos factores de
riesgo que están presentes en la vida social de los menores, promueven un mayor
nivel de vulnerabilidad en los niños y los adolescente, lo que pasa inadvertido
o se descuida intencionalmente cuando estudiamos sus comportamientos de
violencia con el propósito de invisibilizar
determinadas modalidades para que ellas sigan operando como violencia
simbólica. ¿Es la violencia el factor de riesgo en la conducta de los adolescentes,
realmente? ¿O son las condiciones concretas de violencia estructural, (pobreza,
prejuicios y discriminaciones, el alcohol como ingrediente de socialización
cabal, desatención a las familias y a la infancia, entre muchos otros factores
más) los verdaderos animadores de la violencia?
Creemos
necesario, en consecuencia, hacer dos precisiones sobre la violencia en sus
formas de existencia concretas: (1) la gama de conductas violentas en las
relaciones interpersonales son muchas, sin duda, mas
el sistema se encarga de identificar esencialmente aquellas que cataloga como
“delictivas” y “anti-sociales” frente a las cuales asume acciones sancionadoras;
sin embargo todas las modalidades de violencia que aluden a relaciones de
autoritarismo y verticalidad; de inequidad y de indolencia; de insolidaridad;
de exclusión y aislamiento; de abuso y maltrato que se basan en la asimetría de
poder físico o psicológico o las que se sustentan en la omisión de conductas de
obligatorio cumplimiento, son ignoradas e invisibilidades por completo, pero no
por ello dejan de causar estragos psicológicos en quienes las recepcionan en forma cotidiana.
En estos casos es
la cultura la que desempeña el rol de definir las fronteras de lo que se
considera como aceptable y lo que deja de serlo, y aunque ciertamente esta
valoración varía según los diversas culturas, los derechos a la seguridad
física y psicológica de los(as) niños(as) y de los jóvenes debe estar por
encima de cualquier consideración legal o cultural; y (2) la tolerancia de
estas prácticas sociales que revisten una constitución vinculada a la
estructura social son fermento de la creciente vulnerabilidad que se instala en
niños y adolescente desde etapas muy temprana y que necesitan ser atendidas sin
distracción alguna si es que se quiere superar el riesgo a los comportamientos
violentos a lo que están expuestos los adolescentes. Se debe mirar la
prevención antes que la intervención, la educación ciudadana antes que el
control ciudadano.
Adolescencia
y Violencia
Empecemos por
establecer, entonces, que no existe ninguna relación causal de adolescencia con
violencia, ni que en los jóvenes los comportamientos disruptivos son su sello
característico y su exposición a riesgos de violencia es mayor (Carozzo, 2002), ni que la violencia es consecuencia del
fracaso en la resolución de los conflictos interpersonales (Galtung,
1998, citado por Calderón, 2009) Cosa distinta es el saber que los niños y
adolescentes son quienes presentan mayores condiciones de vulnerabilidad frente
a la violencia, en principio porque son quienes más expuestos se encuentran al
dominio de la violencia simbólica al considerársele una suerte de
discapacitados sociales que necesitan asistencia y control; en segundo lugar
porque la socialización que sucesivamente transitan en el hogar y la escuela es
muy inflexible y convergente y constituye un curso de relaciones asimétricas y
de maltrato (violencia familia y acoso escolar) ante lo que tienen pocas
opciones y oportunidades para la equidad y las relaciones democráticas.
Fuera de esta
relación social formal, tienen oportunidad de un poco de autonomía en los
medios de información masiva y más recientemente de las TIC y los teléfonos
móviles que los propios adultos alientan desde muy temprano como una especie de
correa digital de control, ignorantes de lo que les espera, y para ello basta
con conocer quiénes son los actores del ciberbullying,
el sexting y el grooming.
Ante todos estos recursos tecnológicos que se añaden a los otros factores de
riesgo tradicionales, los más rezagados son los adultos del hogar y la escuela
Si nos
preguntáramos porque los factores de riesgo que señalamos no afectan por igual
a todos los niños y adolescentes, la explicación razonable sería que también
tienen un papel significativo los factores personales, sin que por ello se
invoquen ingenuamente condiciones innatas de vulnerabilidad o la presencia de
condiciones pre mórbidas en las poblaciones más
expuestas. Sin dejar de reconocer la existencia de factores congénitos que se
relacionan con lo que podríamos llamar umbrales de sensibilidad, los factores
personales son, sobre todo, construcciones derivadas de las mediaciones
sociales y culturales en las que se socializan los niños y los adolescentes,
las cuales no necesariamente lapidan a todos los niños y adolescentes, gracias
a las respuestas resilientes que los niños muestran
muy precozmente debido a la maleabilidad de su desarrollo socio emocional y
cognitivo que elude la rigidez que los adultos insistimos en forjar en nuestro
entorno que incluye a los niños y adolescentes.
Frente a este
panorama, las instituciones educativas y de salud han optado por abordar al o
los adolescentes infractores en forma individual y los recursos empleados han
sido de naturaleza asistencial cuando no punitivos, además que el tipo de
abordaje que se utiliza tiene principalmente connotaciones clínico-jurídicas y funciona
enteramente descontextualizado, al margen de los escenarios que no dejan de ser
activos frente al infractor por el hecho de estar siendo atendido por especialistas.
En este tipo de programas, la atención a los que practican algún tipo de
violencia y que suelen llamarse de “tolerancia cero”, dedicados a contener las expresiones de violencia en niños y jóvenes
han demostrado que tienen un efecto inmediato pero sus resultados no son
duraderos (Fierro, 2013). En
realidad se trata de programas que buscan esencialmente que controlar las
conducta de los adolescentes, más no la de educarlos (Carozzo,
2015).
Las “estrategias de carácter amplio” ensayados en las instituciones
educativas (Fierro, 2013) tienen como principal característica responder a un
enfoque preventivo; se dirigen a toda la población estudiantil en general, así
como a los equipos docentes, padres y madres de familia. Asumen la violencia como
un problema estructural que considera a la institución escolar en su totalidad.
Qué podemos proponer
Por lo que hemos expuesto no es difícil reconocer que atender la
violencia y la violencia en los adolescentes es un asunto de interés nacional
y, por ende, es un asunto que implica una gran concertación que involucre a
todos los actores intersectoriales responsables de la salud social de las
adolescentes, también de las universidades y las instituciones profesionales especializadas
para el desarrollo de investigaciones y estudios sobre el Capítulo de la
Adolescencia y ofrezcan medidas de prevención social e institucional para las
escuelas y otros centros de estudio y de los medios masivos de información,
quienes no solamente deben regular las programaciones en donde se promueven
estilos de vida violentos imitados por niños y adolescentes, sino que a través
de su inmenso poder mediático se eduque a la comunidad en el valor de la
convivencia social y familiar sin violencia.
Si a ello le sumamos las instituciones civiles, comunitarias y no
gubernamentales interesadas en esta labor, el boceto de un trabajo en red se
podría materializar para revertir los estragos que los factores de riesgo han
alcanzado hasta el día de hoy. Este desafío no será posible afrontarlo con
protagonismos exclusivos y excluyentes.
REFERENCIAS
Bandura, A. y R. W. (1976). Aprendizaje social
y desarrollo de la personalidad. Alianza
Editorial. Barcelona
Calderón Concha, P. (2009). Teoría de los
conflictos de J. Galtung, Revista Paz y Conflictos,
Nº2, año 2009. Recuperado en www.redcimas.org./wordpress/wp-content/uploads/2012/08/M_JGaltung_LAteoria.pdf
Carozzo,
J. C. (1998). Violencia y Violencia Cotidiana. Revista Peruana de Psicología,
Año 3, Volumen 3, Nº 5. Colegio de Psicólogos del Perú. Lima
Carozzo,
J. C. (2015). Abordar la convivencia. ¿Qué convivencia? Conferencia en el XV Jornadas Internacionales de psicología
Educativa, Universidad de Santiago de Chile. Chile
Carozzo,
J. C. (2015). Bullying: nuevas reflexiones. En prensa. Lima
Delors,
J. (1996). La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la
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Fierro Evans, C. (2013). Convivencia inclusiva
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OPS (2003). Informe Mundial sobre la Violencia
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Linda Dahlberg, James Mercy,
Anthony Zwi y Rafael Lozano. Publicación Científica y
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Viñeta de Palomo. www.google.com.pe/search?q=cuarto+reich+palomo