Simbiosis.
Revista de Educación y Psicología,
Volumen 1, No. 1, enero-junio 2021, ISSN-e: 2992-6904, Páginas 51 – 58
Los aportes de la fenomenología a la Investigación pedagógica
The contributions of
phenomenology to pedagogical research
As contribuições da
fenomenologia para a pesquisa pedagógica
Omar De la Rosa López
omarpko@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0003-3381-2112
Colegio de Pedagogos de México, México
I Artículo recibido en abril 2021 I Arbitrado
en mayo 2021 I Aceptado en junio 2021 I Publicado en julio 2021
https://doi.org/10.59993/simbiosis.v1i1.5
RESUMEN
El artículo establece la
importancia de la fenomenología en la investigación pedagógica por ser un método
que no acota lo pedagógico en lo tangible del fenómeno educativo. Trascender a
los hechos para colocarse en las esencias de la educación es menester en
tiempos donde la tecnocracia dirige la vida escolar en todos los niveles de
formación. En un contexto monopolizado por la ciencia dura, hablar de la
esencia de la educación parece ser intrascendente, pero desde una mirada
fenomenológica, se recupera el sentido de la existencia humana al estudiar el
sentido de la educación.
Palabras clave: Fenomenología;
investigación pedagógica; Metodología
ABSTRACT
The article establishes the importance of
phenomenology in pedagogical research as it is a method that does not limit the
pedagogical in the tangible of the educational phenomenon. Transcending the facts
to place oneself in the essences of education is necessary in times where the
technocracy directs school life at all levels of training. In a context
monopolized by hard science, talking about the essence of education seems to be
inconsequential, but from a phenomenological perspective, the meaning of human
existence is recovered when studying the meaning of education.
Keywords: Phenomenology; educational research;
methodology
RESUMO
O artigo estabelece a
importância da fenomenologia na pesquisa pedagógica por ser um método que não
limita o pedagógico no tangível do fenômeno educacional. Ir além dos fatos para
se colocar na essência da educação é necessário em tempos em que a tecnocracia
direciona a vida escolar em todos os níveis de formação. Em um contexto
monopolizado pela hard science, falar sobre a
essência da educação parece irrelevante, mas do ponto de vista fenomenológico,
o sentido da existência humana é resgatado ao se estudar o sentido da educação.
Palavras-chave: Fenomenologia; pesquisa pedagógica; metodologia
INTRODUCCIÓN
Definición y características de la fenomenología
El prolegómeno de la
investigación con sentido se encuentra en la metodología. Por metodología
entendemos al proceso sistematizado que da rigor a toda investigación, le
otorga sentido epistémico, orientación, dirección y sustento de carácter
científico. Pero anterior a todo esto, aparece la metodología como el
posicionamiento intelectual, político y ético desde donde el investigador se
ubica frente a la realidad para dar cuenta de ella de manera lógica y racional.
La metodología, en su momento
intelectual, implica uso riguroso de la razón y echar mano del pensamiento
crítico, entendido éste como la capacidad de leer más allá de la morfología y
apariencia con que se muestran los fenómenos. El pensamiento crítico obliga a
traspasar las formas del objeto para estudiar y explicar aquello que a primera
vista no salta a cuadro. La agudeza con la que se observa al objeto, acompañada
con lo que Freire llama ‘creatividad epistemológica’1
1 Hugo Zemelman
le llama ‘voluntad de conocer’. Las dos orillan a la misma reflexión. Leer a la
realidad no con el uso convencional del pensamiento, sino diluyendo las
apariencias con las que se muestra el fenómeno social; para nuestro caso,
pedagógico.(Freire, 2009b) son elementos fundamentales
para desmantelar, como acto de desoculamiento, a los
fenómenos y buscar sus relaciones y sus componentes, es decir, su esencia como
tal.
Wolfgang Goethe señaló que ‘sólo vemos lo que conocemos’. Frente
a estas palabras me pregunto: ¿Qué hay de aquello que no conocemos, pero
sabemos de su existencia? Por poner un ejemplo, puedo decir que conozco muy
bien las partes de un árbol, ¿Pero sus hojas, su tronco, sus raíces ‘son’ el
árbol o sólo son las formas en que el árbol se muestra al mundo? Mi madre solía
decirme que hay que hablar con cariño a las flores, de lo contrario se
marchitan, no retoñan y, en el peor de los casos mueren ¿será que en verdad hay
algo no tangible a los sentidos humanos tras los pétalos y el tallo de una flor
que la motiva a no seguir viviendo cuando se siente ofendida o maltratada? Con
estas preguntas sólo quiero plantear lo que ya hizo muy bien la fenomenología a
finales del siglo XlX con Edmund Husserl. Sostener
que hay una esencia en las cosas que permanece oculta tras las formas en que
éstas se presentan en el mundo, no es cosa de poco interés.
La fenomenología, como enfoque metodológico, tiene por fin
principal explicar el fenómeno, siendo éste aquello que a pesar de su
inconmensurabilidad e intangibilidad puede ser aprehendido por la conciencia
para ser explicado con la razón. Emprender una investigación desde el enfoque
fenomenológico es atender a una tarea ardua en la búsqueda de la verdad. No una
verdad
que sea constatada o
verificada por enunciados científicos, sino una verdad que da cuenta del
entramado de significaciones que subyacen a la realidad sociocultural, que
empapa al sujeto en su condición de hombre que habita en el mundo. Merlau Ponty va a definir a la fenomenología como…
…el
estudio de las esencias […] la fenomenología es asimismo una filosofía que
re-sitúa las esencias dentro de la existencia y no cree que pueda comprenderse
al hombre y al mundo más que a partir de su facticidad.
(Merlau, 1975, p. 7).
Dicho de otro modo, para
alcanzar la ‘verdad auténtica’ de los fenómenos existe la condición primera de
captarlos en su ‘verdad científica’, esto es, en su dimensión fáctica y
tangible, para lo cual es necesario recurrir al método de la ciencia positiva.
(Karl Jaspers, en Marín, 1970). Una vez lograda esta fase, deberá buscarse
develar todo el orbe de la verdad del objeto. Es precisamente aquí, donde la
fenomenología juega un papel de relevante importancia. Para Max Van Manen (en
Rodríguez, 1999, pp. 40-42) el sentido y las tareas de la fenomenología se
pueden resumir en los siguientes puntos. La investigación fenomenológica:
Es el estudio de la
experiencia vital, del mundo de la vida, de la cotidianidad. Lo cotidiano, en
sentido fenomenológico, es la experiencia no conceptualizada o categorizada.
Es la explicación de los
fenómenos dados a la conciencia. Ser consciente implica una transitividad, una
intencionalidad. Toda conciencia es conciencia de algo.
Es el estudio de las
esencias. La fenomenología se cuestiona por la verdadera naturaleza de los
fenómenos. La esencia de un fenómeno es universal, es un intento sistemático de
desvelar las estructuras significativas internas del mundo de la vida.
Es la descripción de los
significados vividos, existenciales. La fenomenología procura explicar los
significados en los que estamos inmersos en nuestra vida cotidiana, y no las
relaciones estadísticas a partir de una serie de variables.
Es la práctica atenta de
las meditaciones. Este estudio del pensamiento tiene que ser útil e iluminar la
práctica de la educación de todos los días.
Es el pensar sobre la
experiencia originaria. La fenomenología busca conocer los significados que los
individuos dan a su experiencia, lo importante es aprehender el proceso de
interpretación por el que la gente define su mundo y actúa en consecuencia.
Es la exploración del
significado del ser humano. En otras palabras: qué es ser en el mundo, qué
quiere decir ser hombre, persona, mujer o niño, en el conjunto de su mundo de
la vida, de su entorno sociocultural.
Uno de los filósofos que han aportado mucho y que es un hito en
el pensamiento fenomenológico fue Martin Heidegger. Sus aportes sentaron las
bases de la fenomenología moderna.
La fenomenología de
Martín Heidegger
Destacar
el ser del ente y explicar el ser mismo,
es la tarea de la
ontología.
(Heidegger,
1927, p.37)
Pocas veces los fenómenos
educativos se abordan desde la fenomenología. La preferencia positivista que ha
dado rumbo a la investigación pedagógica2
2 La separación que hace Manuel
Villalpando entre investigación educativa e investigación pedagógica consiste
en que la primera estudia lo tangible, lo fáctico, lo empírico de la realidad
socioeducativa, mientras que la investigación pedagógica, por su parte, pone su
atención en el fenómeno educativo, es decir, en la esencia de lo que significa
educar. (2005) en los últimos años, ha posicionado a la verificación y
cuantificación de datos sobre la interpretación y comprensión de la realidad
socio pedagógica. Ante esta situación, la ontología de Martín Heidegger se
presenta como una alternativa para intentar romper con las preferencias
epistemológicas naturalistas que predominan en el campo del saber educativo y
pedagógico. Comprender a Heidegger no es tarea fácil, además de que orilla al
sujeto que lo lee, a comprometerse consigo mismo en la búsqueda de la verdad.
El enfoque fenomenológico
aplicado en la investigación pedagógica ayuda a identificar elementos que desde
otros enfoques metodológicos pueden quedar ocultos. No es objetivo de este
apartado un estudio riguroso sobre el pensamiento fenomenológico de Heidegger,
si acaso, es plantear de manera sucinta algunos de sus postulados teóricos y
metodológicos para resaltar su importancia en la investigación pedagógica.
Tampoco se pretende un recorrido histórico acerca de la evolución de esta
corriente metodológica, ni de sus principales exponentes, sino sólo subrayar su
utilidad y relevancia para abordar fenómenos socioeducativos
La fenomenología de Martín Heidegger pone en relieve cierto tipo
de preguntas tales como ¿Qué es el ser?, ¿Qué es el Hombre?, pero, sobre todo,
¿Cuál es el sentido del ser?, mismas que han sido anuladas por las tendencias
técnico-mercantilistas que a lo largo de las últimas décadas han logrado
reconfigurar a la escuela y a la educación en instrumentos ideológicos y
maquiladores del estado y de los modelos económicos y políticos neoliberales.
Preguntas que confronten a los sistemas escolares que no
promueven la reflexión sino la sumisión, son las que incumben a la pedagogía, y
que urgen ser abordadas por quienes estamos inmersos en el campo educativo.
Puesto que la tarea de la fenomenología es preguntar por el ser, los fenómenos socio pedagógicos no pueden ser tratados científicamente en
la misma forma en que se trata a los entes biológicos. El enfoque positivista
pretende reducir a hechos observables las realidades socioculturales que son
producto de las relaciones intersubjetivas de los sujetos. En este sentido,
el naturalismo no permite
comprender ni conocer a los seres humanos como persona porque la persona que
existe sólo en autointerpretación no puede ser
entendida por una ciencia que aspira sólo a la neutralidad. Los métodos
científicos de las ciencias naturales dicen ‘cómo’ funcionan los objetos no lo
que los objetos ‘son’. (Castillo, s/a, p.2).
Entonces, si lo que interesa a
la fenomenología o ciencia de los fenómenos es el ‘ser del hecho’, empecemos
por definir cada uno de estos términos. Por fenómeno debe entenderse como
aquello “…que se muestra en sí mismo, lo patente. Los fenómenos, son entonces
la totalidad de lo que yace a la luz del día […] lo que alguna vez los griegos
identificaron, pura y simplemente, con los entes.” (Heidegger, 1927, p.38).
Esto quiere decir, que el ser se
muestra a través de sus formas, se le ve y conoce por aquello que se percibe,
haciendo de la existencia del ente algo indudable, sin embargo, las apariencias
bajo las cuales se presenta y manifiesta dicen muy poco acerca de su totalidad.
Para plantearlo en otras palabras, la forma es un modo de la existencia, pero
no la existencia misma. Cuando el ser es a tal grado encubierto, toda pregunta
acerca de él y su sentido queda enmudecida. Así pues, la fenomenología deja en
evidencia lo que constituye el tema de la ontología: el ser, por lo que la
ontología sólo es posible como fenomenología.
En su obra Ser y tiempo (1927),
el filósofo alemán reconoce tres prejuicios acerca del ser: primero: como el
concepto más universal, segundo: como concepto indefinible y tercero: como
concepto evidente de sí mismo, sin embargo, al aceptar la universalidad del ser
se corre el riesgo de ya no preguntar más sobre él, por lo que la pregunta por
su sentido puede quedar anulada. En palabras del autor:
Sobre
la base de los comienzos griegos de la i-nterpretación
del ser, llegó a constituirse un dogma que no sólo declara superflua la pegunta
por el sentido del ser, sino que, además, ratifica y legitima su omisión. Se
dice: el concepto de ‘ser’ es el más universal [...] Como tal, opone todo
intento de definición. (Heidegger, 2011, p. 13).
Para Richardson (en Steiner, 2013), el ser no es propiamente un
ente, sino la esencie de este, es decir, lo que permite que sea un objeto o un
hombre. “Es lo más próximo al hombre porque lo hace ser lo que es y le permite
entrar en relación con otros entes.” (127), sin embargo, continúa el autor, es
lo más alejado de él – hombre –, puesto que no entra – el ser – en relación con
el ente en que habita.
Sobre la base de esta afirmación, está el hecho de que el ser, a
pesar de que es pre-comprendido, su sentido no se cuestiona, no se pone bajo el
escudriño de la interrogación crítica. Por lo tanto, regresar a la pregunta por
el sentido del ser es volver a la génesis del ser-humano, no sólo como ente que
ocupa un lugar en el espacio, sino como ser que existe y que construye su
presencia en el mundo, por lo tanto, el ser de los entes es el único objeto de
estudio del pensamiento fenomenológico.
¿Cómo hacer investigación pedagógica desde el enfoque
fenomenológico?
“Todo preguntar es un buscar. Todo buscar tiene su dirección
previa que le viene de lo buscado […] Todo preguntar por…, es de algún modo
preguntar a…” Con estas palabras de Heidegger (2012, p.14), decidí empezar este
apartado, para plantear con la mayor claridad posible el papel metodológico que
juega la pregunta cuando interroga acerca del ser. Roberto Cruz (1994) dice que
“…el método o camino al Ser no es como una carretera o vía férrea
puesta allí en espera de ser
recorrida: la vida es su propio punto de partida, su punto de llegada y su
camino.” (106).
Esto quiere decir que, para
transitar el camino hacia la búsqueda del ser, se debe interrogar al ente en su
ambiente más natural, inmediato y cotidiano, de tal manera que este responda
sin el intermedio de manipulaciones, para que pueda ser accesible tal y como es
en sí mismo.
El
modo de acceso y de interpretación debe de ser escogido […] de tal manera que
este ente se pueda mostrar en sí mismo y desde sí mismo. Y esto quiere decir
que el ente deberá mostrarse tal como es inmediata y regularmente en su
cotidianidad media. (Heidegger, 1927, p.27).
Aunque el mismo Heidegger, en Ser
y tiempo menciona que la fenomenología puede ser un método de investigación,
hasta el momento no he podido identificar procedimientos, técnicas o
instrumentos exclusivos o prediseñados para estudiar al ser. Por lo tanto, y a
título personal, considero que algunas herramientas del método biográfico
pueden ser de mucha ayuda al llevar a cabo el trabajo empírico en una
investigación de este corte. Partiendo de la tesis de que el hombre se conoce a
sí mismo contándose, el método biográfico permite…
…captar
la complejidad y riqueza de la subjetividad humana en sus propios contextos
socioculturales […] permite indagar el testimonio subjetivo de una persona; es
decir, de los acontecimientos que vivió y de las
apreciaciones y valoraciones que expresa de su existencia. (Escamilla y
Rodríguez, 2010, p.11).
La relación entre algunas técnicas empleadas por el método
biográfico para explorar la realidad, como lo son la historia de vida y la
entrevista a profundidad, con la investigación fenomenológica, se encuentra en
que al recuperar la narrativa del sujeto que hace acerca de su propia
existencia, se muestra a sí mismo a través de la palabra, entendida esta como
la casa del ‘ser’, (Heidegger, 2012).
Habermas hace un llamado a que las ciencias sociales (en Roth, 2009) recuperen las versiones subjetivas de la propia
vida tal como es narrada, recordada o pensada por los propios sujetos, dado que
el monismo metodológico de las ciencias naturales ha captado la atención y el
interés de los científicos humanistas en su tarea de crear conocimiento.
El método de las ciencias exactas suele involucrar al
experimento para contrastar la teoría con el ambiente empírica, y así, obtener
resultados esperados a través de la manipulación de la realidad. Esta manera de
hacer ciencia ha permeado en gran medida el quehacer investigativo en el campo
de las ciencias sociales y humanas. Lo que ofrece la fenomenología, es
redescubrir a las “ciencias ónticas” (Heidegger,
2012, p.21) no desde sus aportaciones prácticas al mundo concreto, sino desde
su “preeminencia ontológica”, esto es, involucrarlas cada vez más con la
condición de ‘ser en el mundo’ que con la de ‘estar en el mundo’ del sujeto.
La pregunta que se formula interpelando al ser, se plantea para
determinar la ‘sustancia fundante’ del sujeto sobre aquellas condiciones de
carácter meramente óntico que le anteceden. Es decir,
“Toda ciencia óntica, resulta en el fondo ciega y una
desviación de su mira más peculiar, si
antes no ha aclarado
suficientemente el sentido del ser, por no haber concebido el aclararlo como su
problema fundamental. (Heidegger, 2012, p.21) Tomando en cuenta que la
fenomenología aborda problemáticas humanas, la mejor manera de acceder a ellas
es a través de la experiencia de sus agentes principales: los sujetos. Así
pues,
…captar
la complejidad y riqueza de la subjetividad humana en sus propios contextos
socioculturales […] permite indagar el testimonio subjetivo de una persona; es
decir, de los acontecimientos que vivió y de las
apreciaciones y valoraciones que expresa de su existencia. (Escamilla y
Rodríguez, 2010, p. 11).
Las ciencias sociales han
intentado explicar al hombre desde su estar en el mundo, y al hacerlo, me
atrevo a decir, han reducido lo metafísico que hay en él a conductas medibles,
a actitudes cuantificables que dejan arrinconado la prevalencia del ser.
Recuperar la pregunta por su sentido, significa indagar sobre lo que somos,
sobre lo que soy, sobre el lugar que ocupo en el mundo y sobre la manera en
cómo lo ocupo.
La fenomenología de Heidegger va
tener una preocupación constante: ¿Cómo hacer transitar lo oculto a lo no
oculto?, ¿Por qué la filosofía moderna ha sentado como verdad que lo no oculto
está ya resuelto, y por ende, enterrado en lo más profundo de las certezas
científicas?, ¿Qué hacer para alentar al ente a que vuelva sus ojos hacia
dentro de sí para dejarse iluminar por su prominencia ontológica? “Sólo el
hombre existe en un sentido muy concreto. Sólo el hombre puede pensar el ser”.
El árbol es, la piedra es, Dios es […] pero no existen si
entendemos por existencia la capacidad que tiene el hombre de estar fuera de sí
mismo, de abrirse a sí mismo en éxtasis al esplendor del ser.” (Steiner, 2013,
pp.131-132). Aquel que se atreva a pensar así, deberá renunciar a las trampas
de la tecnicidad, a las lógicas que hacen del sujeto ‘un ser interpretado’,
tendrá que manifestarse críticamente en contra de aquellas herencias culturales
y educativas (Skliar, 2007) que le han segado la
razón e impedido adueñarse de sí mismo.
A manera de cierre
Así pues, quedan abiertas una serie de interrogantes que nos
aproximan a comprender la importancia de recuperar a la fenomenología en el
campo de la investigación educativa: ¿Qué resuelve – si es que resuelva algo –
la fenomenología? Eugenio Camarena Ocampo, menciona que la implicación del
investigador en su investigación se ‘hace notar’ en la medida en que a través
de esta, se resuelve no sólo sus inquietudes de carácter profesional, sino
sobre todo, aquellas de orden existencial. Siguiendo esta idea ¿Qué busco
resolverme cuando acudo a la fenomenología para estudiar la realidad que me
envuelve?
George Steiner, en su libro sobre Heidegger, dedica todo un
capítulo para hablar sobre la presencia del filósofo en el pensamiento
contemporáneo. La elocuencia y refinamiento con los que el autor dibuja la
figura de Heidegger, convence hasta al más empecinado de sus críticos, de la
vida que aún tienen las ideas de uno de los más brillantes filósofos que ha
tenido el siglo pasado.
Con
estas líneas finales, mi propósito no es tan noble, más sólo me interesa
denotar que la pregunta por el sentido del ser, planteada por Heidegger hace
casi un siglo, requiere retumbar en los salones de clase, urge que sacuda los
vicios de los profesores que repetidas veces actúan más como reclutadores que
como educadores; insta, casi a gritos, a ser escuchada dentro de los ámbitos
escolares para que los colegios, institutos y universidades atiendan más a la
responsabilidad de formar que a la de fabricar sujetos. Recordemos las palabras
de Freire cuando dice: “Cuanto más seguro me siento de que estoy en lo cierto,
tanto más corro el riesgo de dogmatizar mi postura, de congelarme en ella, de
encerrarme sectariamente en el círculo de mi verdad.” (Freire, 2009b, p.11).
Cuando la pregunta por el
sentido del ser tome su lugar en las pizarras, en las bancas, en la convivencia
diaria de los educandos-profesores-directivos, la educación se convertirá no
sólo en instrumento de generación y reproducción de certezas, sino en un
ejercicio profundo que invite a quienes en ella participan, a develar el
sentido verdadero de su existencia.
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